domingo, 2 de marzo de 2014



¡Buenos días! 



Voy a contar una anécdota muy interesante que significó mucho para mi.

Un amigo... No. Más que amigo, uno más de la familia. Es uno de los mejores médicos de corazón del mundo.  Al empezar sus estudios creó un hospital, junto a cuatro compaňeros, para ejercer la medicina y seguir investigando.

Él pertenece a una familia muy creyente, son personas muy  bondadosas y atentas. En Noche Buena siempre invitaban a su mesa a una persona que no tuviera nada o estuviera sola para,en una noche tan seňalada, compartir todo lo que tenían en ese momento.

Tal noche como el 24 de diciembre  le tocó guardia en el hospital y recogió a un vagabundo,  con el fin de hacer un acto de amor.  Quisieron comprobar que se encontraba bien así que le realizaron todas las  pruebas necesarias.  Una vez comprobado le informaron de que ahora lo baňarian, le cambiarían la ropa, le darían la cena, dormiría en el hospital y al día ssiguiente se iría a la calle, que es donde quería estar...  A lo que el hombre respondió que no lo ducharan, que se moriría.  Pero ¿cómo se va a morir? Nadie se muere por baňarse, le dijeron. El indigente insistió en que no lo hicieran.

 Lo baňaron... Y se murió. Tenía  los medios,  los médicos, pero no lo pudieron reanimar.

Yo entendí en MI que, aunque seas el mejor médico del mundo, debes escuchar a la gente,  todos somos iguales,  todos somos uno. Tus pensamientos son lo más poderoso y creador del universo.

En este caso el vagabundo decidió que su alma abandonara su cuerpo si lo baňaban y, sin que nadie pudiera hacer nada,  se hizo su voluntad.

Esta es mi verdad y no la vuestra.

Gracias Gracias Gracias. Yo me amo yo os amo

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